La filosofía del alemán Georg Wilhelm Friedrich
Hegel (1770-1831) está marcada tanto por la Revolución Francesa (1789) como por
el pensamiento de Inmanuel Kant. La Revolución Francesa supuso un giro decisivo
en la mentalidad política europea: la libertad y la dignidad humana adquieren
una importancia en el discurso político que antes no tenía. Por su parte, Kant
realiza una verdadera revolución en la teoría del conocimiento al otorgar un
papel eminentemente activo al sujeto en el acto cognitivo. Hegel aunará esta
importancia del sujeto libre con otro concepto heredado y de vital importancia
desde la Ilustración, el progreso. En este sentido, la filosofía del alemán
será el último sistema total de la modernidad y la primera reflexión
propiamente contemporánea que asuma la historicidad como elemento ineludible al
analizar la realidad.
La
dialéctica:
Hegel
(1770-1831) con su dialéctica pretenderá resolver esa tensión entre finito e
infinito introduciendo el concepto, tan caro en la época, de progreso. Para el
filósofo idealista, la dialéctica es el devenir mismo de la realidad, gracias
al cual lo que es (finito) pasa a ser lo que debe ser (infinito). Sin embargo,
Hegel asume que finitud e infinitud son momentos de una misma realidad que es
absoluta, o, en otras palabras, lo finito incluye lo infinito y viceversa.
Para Hegel
la dialéctica tiene tres momentos: tesis, antítesis y síntesis. La tesis es la
fase afirmativa, por ejemplo una semilla; la antítesis es la negación de la
tesis, cuando la semilla se pudre y deja de ser ella misma para transformarse
en planta; por último, la síntesis es la negación de la negación, es decir,
afirmación pero que contiene la tensión de la tesis y de la antítesis, en el
ejemplo sería una nueva semilla que nace de la planta. Como vemos en el
ejemplo, cada momento dialéctico comprende al anterior y es fruto de su
devenir. Hegel considerará que este proceso se repite en todo lo real, en el
pensamiento, en la historia del hombre, en el desarrollo de los seres, etc. y
analizó todo lo real desde esta perspectiva progresiva.
La
dialéctica hegeliana parte de la intuición de Heráclito de que todo está en
flujo permanente. La dialéctica es un proceso evolutivo que se repite a sí
mismo: cada síntesis se transforma en la tesis de un nuevo movimiento
dialéctico.
Hegel
intentó con su dialéctica explicar la totalidad de la realidad: el mundo
natural, las relaciones humanas, la evolución de la filosofía y el arte, etc.
Vamos a ver, por su importancia posterior en Marx y otros autores, la
interpretación dialéctica de la relación amo-esclavo.
Para que un
individuo adquiera libertad debe de reconocer a la autoconciencia del otro como
tal. Solo en este reconocimiento nos vemos como hombres y, en tanto tales,
libres. Pero además el sujeto debe vivir su relación con el otro como
enfrentamiento si quiere alcanzar esa libertad, que solo estará garantizada si
el individuo es capaz de asumir su singularidad frente a otras conciencias que
son no-yo.
Sin embargo,
la conciencia suele vivir en la parcialidad de una actitud señorial o servil.
La conciencia señorial quiere vivir únicamente en relación consigo misma para
tener la seguridad de libertad e independencia frente al no-yo. La conciencia
servil teme la libertad absoluta y esto le hace querer conservar y respetar la
realidad del no-yo que modifica y transforma pero no destruye ni recrea.
La
conciencia señorial reconoce el temor del siervo y se sitúa “por encima” de él
ya que en la independencia está la superioridad para el señor. No obstante, el
señor descubre que esa independencia no es tal: solo cuando esa libertad es
reconocida por otro (el siervo) es real. Cuando esto ocurre, pierde su
categoría “señorial” y se muestra como dependiente de la autoconciencia servil.
El señor necesita al siervo y así pierde su independencia, al mismo tiempo, el
siervo es necesario para el señor, luego el siervo no es “prescindible” sino
indispensable. La conciencia del amo y del siervo son intercambiables entre sí
en su tensión.
Esta
dialéctica la observamos en las relaciones humanas de poder, pero también en la
evolución histórica de los sistemas políticos.
Fuente: http://www.lasangredelleonverde.com/la-dialectica-hegeliana/